viernes, 6 de octubre de 2023

Weber, ¿pero cuál?



Con la premisa de “recuperar” a las grandes olvidadas de nuestra profesión, trabajo, localidad o procedencia se nos plantea el Reto 2. Teniendo en cuenta mi profesión, la pregunta de “¿ahora de quién hablo?” no era por la falta de referentes, si no por la abundancia de las mismas.


Soy socióloga y trabajadora social experta en análisis de desigualdades de género e intervención en violencia de género, y siendo que en España contamos con la huella de Clara Campoamor, Victoria Kent, Emilia Pardo Bazán, Rosalía de Castro, Margarita Nelken, Carmen de Burgos... en fin, figuras históricas que nos permiten a las mujeres estar hoy aquí estudiando este tipo de contenidos y nos recuerdan que los derechos no se nos fueron asignados de forma natural, si no que nos fueron arrebatados y tuvimos que reclamarlos, dejando huecos en los corazones de todas aquellas personas que conocían a las precursoras del feminismo y en las herederas de su movimiento.


Fuera de España, de la misma forma, fueron fundamentales las aportaciones de nombres tan relevantes como los de Olympe de Gouges, Mary Wollstonecraft, Betty Friedan, Simone de Beauvoir o incluso de hombres sensibilizados como Poullain de la Barre. Saliendo de la categoría de “activistas históricas que se estudian en la teoría feminista”, me gustaría destacar a una prolífica colega de profesión a la que, sin embargo, no se le adjudica reconocimiento en su aportación al feminismo: Marianne Weber.


La socióloga, política y activista por los derechos de la mujer alemana resulta una excepción a la hora de estudiar el grado en sociología, y es por ello que culturalmente se tiene la idea de que esta disciplina, poco valorada y conocida de por sí, no llegó a interesar a las mujeres. Más allá de las aportaciones de “nuestros” padres fundadores (véase Marx, Weber, Durkheim, y de una forma primigenia, Comte) el nombre de Marianne se ve opacado y anexado al de su primo y marido, Max.


Si bien esta relación es cierta y digna de reconocimiento por lo relevante de la influencia mutua y las publicaciones o conferencias que realizaron en conjunto, siempre me molestó a título personal que lo que se mencionara a nivel profesional de Marianne fuesen los títulos de sus libros y artículos más relevantes, sin mencionar, que, por ejemplo, no están apenas traducidos del alemán y su conocimiento no está tan extendido. De hecho, en algunas de las publicaciones que he encontrado al respecto se dedican más palabras a su papel de esposa, cuidadora y “musa” que al de mujer, científica social, siendo que incluso fue  doctora, diputada y presidenta de una asociación nacional de mujeres. Es en su faceta investigadora donde me gustaría detenerme, puesto que la autora basa su teoría sociológica en la interacción del género con la vivencia del matrimonio y el trabajo, interseccionando con las variables de: clase social, nivel educativo, edad o ideología política.


Lo más destacado de su activismo tiene que ver con la reivindicación de la emancipación femenina, abogando por la igualdad en la educación, la participación igualitaria a nivel económico y la relevancia del aporte de las mujeres a la ciencia y la cultura. En su feminismo liberal, concibe que todas las personas que forman parte de la familia han de tener igualdad de derechos, y que incluso debería de defenderse la ética sexual en el matrimonio, discursos muy poco comunes en su momento histórico.


Sus obras principales, “Matrimonio, maternidad y derechos”, “Autoridad y Autonomía en el matrimonio” o “Mujeres y cultura objetiva” abordan la historia y la estructura del matrimonio, la familia y el hogar, siendo que me impresiona especialmente cómo trabajó e hizo visibles dos cosas: por un lado, la pérdida de identidad, sumisión y entrega total que suponía la institución del matrimonio en la época; y la doble esfera o doble jornada, entre el trabajo doméstico no remunerado y el empleo asalariado, por otro. Ambos son temas que una mujer de finales del s.XIX y mediados del s.XX supo identificar, y con los que las feministas actuales seguimos teniendo que lidiar.


Considero que la obra de Marianne Weber es digna de recuperar en este pequeño espacio que me ofrecéis porque las científicas (de todo tipo, no sólo las científicas naturales) necesitamos estas genealogías para identificarnos y motivarnos a seguir investigando, generando y divulgando ciencia con perspectiva de género, porque sólo conociendo las estructuras de poder que nos subordinan podremos deconstruirlas y cambiarlas.


Webgrafía

El eterno femenino (21 de agosto de 2015). Marianne Weber, Luchadora por la Igualdad. Recuperado de  http://www.eleternofemenino.es/2015/08/mariane-weber-luchadora-por-la-igualdad.html 


María Toca (25 de mayo de 2023). Marianne Weber. La pajarera magazine. Recuperado de   https://www.lapajareramagazine.com/marianne-weber 


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